En los últimos tiempos están cada vez más en boga las formas de terapia y medicinas alternativas y, con ellas, el concepto holístico de la salud. Continuamente escuchamos hablar de este concepto en muchos ámbitos pero, ¿Qué significa realmente? ¿Por qué es tan importante? ¿Qué papel desempeñamos en el proceso de nuestra propia curación?

Efectivamente, comienzo el apartado de patologías con esta entrada y no con una patología en concreto para que usted, como lector, pueda entender  como enferma el cuerpo, sea cual sea el síntoma. Para poder aprender su significado y superar la enfermedad es necesario quitarse las orejeras y ver al paciente en su totalidad y no sólo una parte de él, la que “se queja” o duele.

Pongamos un ejemplo de distintas interacciones entre estas tres esferas: imagine una mujer de 45 años diagnosticada de fibromialgia, sus síntomas principales son dolor en casi todo el cuerpo y mucha fatiga, en principio totalmente físicos.

Desde un punto de vista de la medicina tradicional la opción sería una batería de medicamente analgésicos bastante fuertes para tratar de “tapar” el dolor que además, muy probablemente tendrían una repercusión negativa a otros niveles como una saturación hepática.

¿Y desde otro punto de vista, por ejemplo uno más espiritual a través de la meditación? ¿Se podría mejorar su estado físico? ¿Qué relación podría haber entre la esfera espiritual y la tan física?

Hoy sabemos que la meditación produce en el cerebro numerosas alteraciones positivas. Conocemos  que activa la corteza prefrontal, sede del pensamiento elevado y que fomenta la liberación de neurotransmisores como la dopamina, serotonina, oxitocina y opiáceos cerebrales.

La dopamina es un antidepresivo, la serotonina aumenta la autoestima, la oxitocina es la hormona del placer (sus niveles aumentan también durante la excitación sexual) y los opiáceos son analgésicos y son responsables de la euforia que sigue al ejercicio físico. Todas estas sustancias segregadas naturalmente no dañan otros órganos y son segregadas en la medida en que el cuerpo necesita, no en la dosis de una pastilla en un momento concreto.

¿Desde un punto de vista de la psique? ¿Qué relación hay?

Este trabajo podría ir de la mano de un psicólogo y el objetivo para el paciente es entender que debe aprender  de esa pérdida del equilibrio que le ha llevado a la pérdida de la salud. Consiste en analizar que se está sintiendo realmente (y por tanto que mensaje y/u orden se está enviando a cada una de sus células) y aceptarlo. Pues cada padecimiento es la forma de expresarse de nuestro cuerpo, su “queja” es la forma que tiene de hablarnos. Por tanto, escucharle es una oportunidad de corregir lo que nos pide que cambiemos para que vuelva a su estado de armonía. Mientras que “callarle” con analgésicos o antiinflamatorios no es mas que eso, callarle, pero nunca curarle.

Finalmente, desde el punto de vista directamente físico, hay que buscar los ataques o bloqueos directos que están sufriendo los tejidos corporales. Desde esta esfera trabaja, entre otras, la Medicina manual Osteopática u Osteopatía, buscando armonizar y devolver la movilidad a todas las células, tejidos, órganos y estructuras que conforman nuestro cuerpo y que la pierden por cualquiera de las razones que estamos viendo (stress emocional, stress químico, posturas, traumatismos,..)

 

Después de todo ¿Por qué nos sique pareciendo que mente, cuerpo y espíritu están separados, cuando no es así? Debemos ser conscientes de esto, no es algo que se pueda obviar pues a través de la conciencia la mente comunica al cuerpo lo que siente y, al mismo tiempo, envía la respuesta del cuerpo para que la mente se sienta apoyada y comprendida.

Cuando mente, cuerpo y espíritu están en armonía la consecuencia es la Salud. Cuidemos nuestra salud  conscientemente y no hagamos lo primero que alguien nos diga, sólo con porque tenga una imagen o un resultado de una prueba, como si fuese la única verdad y nada más se pudiese hacer por nosotros mismos.